Las intervenciones quirúrgicas más frecuentes en la cavidad oral son las extracciones de los dientes que no se pueden mantener en boca, la extracción de cordales o muelas del juicio, y la sustitución de los dientes perdidos mediante implantes.
La implantología lleva más de 40 años practicándose basada en el concepto de osteointegración o unión directa al hueso de un material biocompatible (titanio). El implante es capaz de soportar y transmitir al hueso las fuerzas originadas por la masticación. Es el único procedimiento odontológico capaz de colocar dientes fijos en los maxilares sin necesidad de tener que tratar los dientes remanentes. Asimismo, previene la reabsorción fisiológica del hueso que se produce con el paso del tiempo después de realizar una extracción.
Consiste en una técnica con resultados de éxito a largo plazo elevados. Sin embargo, no es una técnica infalible y existe un pequeño porcentaje de fracasos incluso en casos correctamente indicados y tratados.
Cuando existe poca cantidad de hueso remanente en la parte posterior del maxilar superior, se puede contar con una cantidad adicional de hueso para la colocación de implantes mediante el relleno del seno maxilar con hueso artificial. Pasados de 4 a 6 meses, se procede a colocar los implantes y posteriormente la prótesis.
La técnica de esta cirugía mínimamente invasiva consiste en su planificación mediante un programa informático. Dicho diseño es reproducido en una plantilla quirúrgica que sirve de guía para la colocación de los implantes.
Este sistema implica que el paciente ha de ser sometido a un completo estudio clínico, para descartar posibles impedimentos a la hora de la intervención. Posteriormente se toman unos modelos que permiten la realización de una guía en la que se reconstruyen, de manera ideal, la posición de los dientes a reponer. Con ello se lleva a cabo un TAC o escáner que permitirá al especialista ver en detalle, de manera tridimensional, los huesos maxilares junto con la futura prótesis. Sobre esta reconstrucción informática, el cirujano planea la posición de cada implante. La planificación es trasladada a una guía quirúrgica, que será empleada el día de la intervención y que permite la colocación de implantes en las posiciones previamente establecidas en el ordenador; sin incisiones, y con el mínimo trauma quirúrgico.
Este nuevo sistema ofrece numerosas ventajas con respecto a los métodos tradicionales: reducción del tiempo de intervención, menor trauma quirúrgico, mínimas molestias postoperatorias, ausencia de puntos, mayor precisión y mejores resultados estéticos. Se puede combinar o no con carga inmediata y sedación consciente.
Esta técnica consiste en la colocación de los implantes y la prótesis provisional en el mismo acto quirúrgico ó con una diferencia de pocas horas. El paciente sale con los implantes y dientes provisionales fijos. Son necesarias dos prótesis (provisional y definitiva). Es una técnica realizable en casos específicos, siendo el implantólogo quien determina su viabilidad tras la realización de la fase diagnóstica, según la cantidad y calidad de hueso. Esto, se puede combinar con la colocación de los implantes en el mismo acto quirúrgico de la extracción de los dientes (implantes posextracción).
La colocación de los implantes no debe doler nunca. Los tratamientos se hacen con anestesia convencional (la utilizada en un empaste o en cualquier procedimiento odontológico). Para tener un postoperatorio cómodo, el doctor le aconsejará una medicación que se adecue a las necesidades de cada paciente con arreglo al tratamiento realizado. En general, se puede ir a trabajar al día siguiente.
El cálculo del coste dependerá de la complejidad del caso, según el tipo de cirugía y de prótesis que sean necesarios. Se debe valorar el buen pronóstico y la calidad de vida que proporciona al paciente, dando la sensación de que sus dientes son naturales.
En general, cualquier persona puede colocarse implantes salvo algunas excepciones. Estas contraindicaciones son, entre otras, algunas enfermedades crónicas (diabetes sin controlar) enfermedades óseas, enfermedades sanguíneas o inmunodepresiones.
En general,hay que esperar entre 10 y 12 semanas a que el hueso cicatrice (en algunos casos el periodo de espera puede ser inferior) y se integre el implante antes de colocar la prótesis definitiva. En algunos casos, con cirugías coadyuvantes más complejas como la elevación de seno o los injertos, el periodo puede ser mayor.
Las prótesis sobre implantes pueden corresponder al grupo de removibles (que se las puede retirar y poner el paciente), ó fijas, en las que el paciente no las puede retirar, solamente el profesional para los procedimientos de mantenimiento.
Para pacientes que presenten un alto grado de ansiedad a los tratamientos quirúrgicos, o para tratamientos extensos de colocación de implantes en toda una arcada o en las dos, se puede disponer de un tratamiento realizado por un anestesista en el que el paciente es sedado, proporcionando un estado de placidez y desconexión témporo-espacial, evitando el cansancio de este tipo de intervenciones largas y su ansiedad.